29 jul. El pasado sábado se despidió -por este año- el carnaval santiaguero, luego de una semana de música, bailes y desfiles de paseos y comparsas. En reconocimiento a su trascendencia como auténtica tradición popular de altos valores artísticos, el Carnaval de Santiago de Cuba fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en el año 2015. La decisión fue adoptada por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de la isla, a propuesta de la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Según el anuncio, "el Registro Nacional de Bienes Culturales ejecuta la inscripción del conjunto de bienes materiales y conocimientos y técnicas tradicionales que forman parte del Carnaval de Santiago de Cuba", y se responsabiliza a las instituciones estatales con la salvaguardia de este legado. En el área de La Alameda, sitio del desfile de paseos, comparsas, congas y carrozas, y precisamente el 25 de julio del 2015 - aniversario 500 de la villa-, fue hecho público el otorgamiento de la condición patrimonial.
Justamente este jolgorio, insertado en la Red de Carnavales del Caribe, tuvo sus orígenes en la procesión religiosa que cada 25 de julio, en honor al santo patrón Santiago Apóstol, organizaban las autoridades eclesiásticas en la villa fundada por el Adelantado Diego Velázquez en 1515.
La mezcla y simbiosis de tradiciones hispanas, africanas, de inmigrantes francohaitianos y caribeños, al cabo de unos cinco siglos dejó como fruto una fiesta popular de honda raigambre, distinguida por su colorido, el calor humano de sus oficiantes, su masiva convocatoria, y la originalidad de sus contagiosos bailes, ritmos y demás tradiciones.
Las congas santiagueras se caracterizan por salir a las calles, encabezadas por un grupo de músicos armados de tambores, campanas y la inconfundible corneta china -el único instrumento de viento que se emplea- para arrastrar tras de sí a miles de personas que, espontáneamente, se incorporan bailando tras los músicos, sin coreografías predeterminadas e improvisando estribillos. Entre las congas más emblemáticas están las de Los Hoyos, Paso Franco, San Agustín, El Guayabito y Alto Pino, entre otras que representan la diversidad multiétnica y multirracial de los diferentes barrios de esta ciudad.
Cada mes de julio, Santiago de Cuba se convierte en sitio obligatorio de visita para miles de cubanos y extranjeros que disfrutan igualmente de esta tradición, ahora preservada como patrimonio de toda la isla caribeña.