14 nov. En el centro sur de Cuba, la villa de Trinidad constituye uno de los destinos más solicitados por el turismo internacional. Con uno de los centros históricos de mejor conservación en el Caribe, la urbe se halla reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Al ambiente colonial que se respira en sus calles, se contrapone en interesante contraste la variada vida nocturna, donde destacan centros de recreo como la Casa de la Música, gestionada por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).
Desde su inauguración en el año 1996, la Casa de la Música de Trinidad constituye uno de los mejores lugares para el disfrute de los géneros tradicionales. Situada en la zona histórica de la villa, “es un centro cultural atípico, pues nos valemos del talento local y tratamos de llevarle al público lo mejor de la música popular de la región” según declaró recientemente uno de sus directivos.
Los salones de la Casa de la Música reciben cada noche a numerosos clientes, tanto extranjeros como nacionales. “Normalmente ofrecemos una mezcla de culturas, pues encontramos desde locales hasta foráneos de todos los continentes que bailan al ritmo del son cubano y disfrutan de tragos, principalmente el Cuba Libre, y cocteles como el Daiquirí, que refrescan el acalorado día trinitario”, declaró uno de los supervisores del lugar.
Situada en lo alto de una colina, la instalación se distingue por su amplia y alta escalinata ocupada por mesas, sillas, lámparas y un bar que da la bienvenida al visitante. Desde allí se observa el hermoso paisaje de la península de Ancón y todo el litoral sur del centro de la Isla, así como una excelente vista de la ciudad.
En su interior, se encuentra una tienda de discos producidos por la EGREM y una colección de instrumentos musicales cubanos disponibles para su venta, además de una sala de exposición con la historia de los músicos trinitarios. El Restaurante La Parrillada, anexo al establecimiento, ofrece platos de la gastronomía criolla durante todo el día; y en las noches funciona el imponente anfiteatro como discoteca y salón de baile. La Casa facilita, además, su espacio a los clubes del danzón y del son de los círculos de abuelos de la localidad.
En la Ciudad Museo de Cuba, esta Casa de la Música se presenta como una excelente opción para una noche de sano disfrute, que complementa y reafirma la fama de la villa como un destino imperdible en la isla caribeña.