18 ene. En este año, el emblemático hotel Riviera del Malecón habanero, comenzará a ser gestionado por la cadena española Iberostar Hotels & Resorts. El negocio supone el inicio de un plan de remodelación de la instalación, de imponente arquitectura racionalista, que se manejará bajo la categoría Premium Gold cinco estrellas.
Con el Riviera serán 12 los hoteles de Iberostar en Cuba, un destino que la compañía considera de máxima relevancia para su estrategia de desarrollo, sobre todo ahora que el proceso de normalización de relaciones entre la Isla y EEUU y la eliminación de la Posición Común de la Unión Europea abre nuevas oportunidades a la inversión en la Mayor de las Antillas.
Iberostar es el segundo grupo español con mayor presencia en el sector turístico cubano, liderado por la cadena Meliá, que en 2015 celebró los 25 años de su incursión en la Isla. Alrededor de una decena de empresas ibéricas de este sector gestionan en Cuba más del 90% de las habitaciones de los hoteles de cinco estrellas y el 60% de los de cuatro, de acuerdo con datos del sitio web Marca España.
El turismo es uno de los sectores más dinámicos de la economía cubana y es el protagonismo de la presencia española en él lo que convierte al país europeo en el tercer socio comercial de la Isla, detrás de Venezuela y China.
Rafael Gallego, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes, señaló recientemente a la prensa que las compañías turísticas de su país se encuentran posicionadas en la Isla, son líderes de mercado y apuestan por incrementar el número de establecimientos ante el crecimiento previsto por el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU.
La construcción de hoteles de altos estándares, la administración de nuevas instalaciones y el establecimiento de convenios para proyectos de gran envergadura como campos de golf, figuran entre los hechos que consolidan las relaciones comerciales en el ámbito del turismo entre España y Cuba, países a los que les une además una rica tradición histórica y cultural en común.
Detrás de los intereses de los grandes grupos hoteleros se mueven importantes empresas del transporte mundial con sede en la patria de Cervantes. Recientemente Air Europa diversificó sus ofertas de vuelos directos a aeropuertos internacionales cubanos, priorizando los destinos turísticos más cotizados. La jugada de la aerolínea europea se une al regreso triunfal de Iberia, la insignia de España, además del interés que han manifestado navieras como Baleària y sus ofertas de ferries.
La imbricación entre las economías española y cubana en el sector del turismo tiene sus orígenes en la década de 1990, cuando las buenas prácticas que permitieron la recuperación financiera del país europeo en los años de 1970, se convirtieron en experiencias beneficiosas para que Cuba sorteara los difíciles años del Período Especial.
Ese dinamismo ha venido acompañado de una creciente motivación de los viajeros españoles por conocer el destino de la Isla. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, España es el quinto mercado emisor hacia Cuba. En 2016 el flujo de ese movimiento alcanzó un crecimiento del 42%. Los visitantes fueron atraídos no solo por los productos de sol y playa, sino también por los encantos naturales de la Isla y su cultura, en la que encuentran varios puntos de contacto.
Este contexto se manifiesta luego de un año de récords para el turismo cubano. Se sobrepasó la cifra de cuatro millones de visitantes, se incorporaron nuevas aerolíneas y navieras y entre los turoperadores internacionales existe el rumor de que Cuba está de moda y La Habana se ha llenado de celebridades.
Las oportunidades que existen para los dos países en la profundización de sus relaciones comerciales están siendo abordadas en la XXXVII edición de la Feria Internacional de Turismo Fitur 2017, que tendrá lugar hasta el 22 de enero en Madrid, España.
Los resultados de los intercambios comerciales entre Cuba y España, en el ámbito del turismo, denotan que la relación entre un mercado emisor y el país que lo recibe no supone una interacción de dependencia, sino de compromiso mutuo con el intercambio cultural y el desarrollo entre los dos pueblos.