15 feb. Cada día, numerosos viajeros de todo el mundo capturan una de las imágenes más representativas de su estancia en la capital de Cuba: la tradicional foto cerca del Capitolio Nacional, ya sea en la majestuosa escalinata del inmueble, en sus alrededores o en alguno de sus salones abiertos al público.
Construido a semejanza del edificio homónimo de Washington por encargo del entonces presidente Gerardo Machado e inaugurado en 1929, este lugar albergó la Cámara de Representantes y el Senado de la época. Tras el triunfo de la Revolución en 1959, el Capitolio fue transformado en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Museo de Historia Natural y la Academia de Ciencias de Cuba. Luego, tras una serie de reparaciones que incluyeron su famosa cúpula, pasó a funcionar como sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Ocupa una superficie de 388 700 metros cuadrados entre las calles Paseo del Prado, Dragones, Industria y San José. A su alrededor, destacan numerosos lugares de interés: los Parques Central y de la Fraternidad, la Fuente de La India, el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, el Museo de Bellas Artes y el Paseo del Prado.
La fachada principal sigue los cánones de la arquitectura clásica. La enorme escalinata de acceso está coronada por dos estatuas de bronce que simbolizan el Trabajo y la Virtud Tutelar del Pueblo, obras del artista italiano Angelo Zanelli. Tras ascender los 55 peldaños, se descubren tres grandes puertas, también de bronce, con 10 cuadros de bajorrelieve que representan la historia nacional.
Muy destacable es también el Salón de los Pasos Perdidos, en cuyo centro la réplica de un diamante de 25 quilates, antigua propiedad del último zar de Rusia, marca el kilómetro cero de las carreteras de Cuba. Aquí, además, se encuentra la estatua de la República -también obra de Zanelli- tercera mayor bajo techo en el mundo, con 17 metros de altura.
Otros encantos añadidos del Capitolio son los salones Baire (usado para conferencias y actos protocolarios de la Cámara de Representantes), Bolívar (con el mobiliario original y espejos venecianos), Baraguá (antigua zona de trabajo para las secretarías de la Cámara, de estilo neoclásico) y el salón Martí (antesala de la biblioteca y de estilo renacentista italiano). Sobresalen además el Hemiciclo Camilo Cienfuegos y las Escaleras del Honor, con referencias a la historia de la Isla y el continente.
Símbolo notable de la ciudad de La Habana y una de las grandes edificaciones de Cuba, la edificación fue declarada Monumento Nacional en el año 2010. Arquitectos e historiadores la consideran una obra casi perfecta de la ingeniería de inicios de siglo, además de clasificarla entre los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial.
El Capitolio de La Habana es, desde hace casi un siglo, un ícono de esta urbe y un sitio imperdible para quienes llegan a la Ciudad Maravilla.