22 mar. En La Habana, el hotel Sevilla, propiedad del grupo cubano Gran Caribe, celebra hoy 113 años desde su apertura. La privilegiada ubicación del establecimiento, cerca del elegante Paseo del Prado y de numerosos cafés, restaurantes y teatros, sitúa a quienes lo eligen en el mismo centro del escenario social y urbano de la villa. Esto lo incluye entre los variados hoteles tradicionales (junto al Inglaterra, Telégrafo, Plaza y Saratoga) que se encuentran en la periferia del Parque Central capitalino.
La historia de este hotel es abundante en hechos y curiosidades. La primera piedra fue puesta en 1880, pero su inauguración no ocurrió hasta 1908. Los arquitectos que diseñaron el edificio se inspiraron en las líneas moriscas del famoso Patio de los Leones del Alhambra de Granada, en España, estilo que sobresale en arcadas, columnas, y en la profusión de mosaicos.
Al momento de su estreno, se destacó por ser uno de los alojamientos más elegantes y confortables de La Habana, condición que ha mantenido hasta nuestros días, según la opinión de sus numerosos clientes.
Inicialmente administrado por Manuel López y Urbano González (también dueños del hotel Inglaterra) el entonces Gran Hotel Sevilla fue adquirido en la década de 1920 por la compañía norteamericana Bowman Hotels, que añadió una ampliación al inmueble original y cambió su nombre a Sevilla Biltmore. El hotel llegó a adquirir tanto prestigio que, en 1928, muchos de los asistentes a la Conferencia Panamericana de la OEA celebrada en Cuba, fueron sus huéspedes. Sin embargo, la crisis de 1929 afectó negativamente sus operaciones a tal extremo que la instalación fue cerrada en 1931.
A principios de la década de 1940, el Sevilla pasó a ser accionado por Amleto Battisti, uruguayo de origen italiano, vinculado al mundo de la mafia norteamericana. Se convirtió así en uno de los centros de operaciones del hampa en Cuba, para lo cual se le realizaron reformas y mejoras como un bar climatizado –el primero que existió en la isla- y un casino que funcionó hasta el triunfo revolucionario en 1959.
Durante este período, dado el esplendor del hotel y las relaciones de negocios de las personalidades a él vinculadas, el Sevilla fue escenario de numerosas fiestas sociales de envergadura. Su Roof Garden particularmente resultó ser, por su elegancia, popularidad y por los personajes que asiduamente allí acudían, el salón de moda de la alta sociedad. Entre las figuras de renombre internacional que lo eligieron se encuentran el gángster Al Capone, los cantantes Enrique Caruso, Josephine Baker e Ignacio Villa (Bola de Nieve), Joe Louis, campeón mundial de boxeo y el pintor español José María López Mesquita.
Tras el establecimiento del Gobierno Revolucionario y hasta 1965, el hotel continuó prestando sus servicios, fundamentalmente al turismo nacional. Entre 1966 y 1969, se hizo una reparación general y se adaptaron locales destinados a una escuela de hotelería, que se inauguró como tal en octubre de 1969 y donde se han formado numerosos profesionales del sector en Cuba.
Veinte años después, en 1989, se iniciaría una revitalización completa del hotel Sevilla, remozando completamente su aspecto. En 1993 abre nuevamente sus puertas con el esplendor que siempre lo caracterizó, pero modernizado con el nuevo concepto de confort y del servicio hostelero internacional.
Hoy, el Sevilla es un alojamiento cuatro estrellas con 178 habitaciones repartidas en 8 pisos, accesibles mediante 2 ascensores. Todas ofrecen climatización, teléfono, televisión por satélite, caja de seguridad y minibar. La gastronomía incluye 2 restaurantes (buffet y gourmet francés) y tres bares. Entre los servicios añadidos destacan la sala de convenciones de formato medio, galería comercial, gimnasio y piscina exterior.
Con el ambiente preciso para complacer a los viajeros en busca de inmuebles interesantes desde el punto de vista histórico, el Sevilla combina interesante pasado, seductora arquitectura y un escenario idóneo, a pocos pasos de sitios como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro Histórico y el Capitolio Nacional. Sin dudas, una visita ineludible y una interesante propuesta para el descanso en la capital cubana.