14 jun. A unos 33 kilómetros de la ciudad de Holguín en el Oriente cubano, Gibara combina hermosos paisajes naturales y urbanos con una estricta protección medioambiental que preserva los atractivos de la también llamada “Villa Blanca de los Cangrejos”.
Al color de sus fachadas y murallas de estilo colonial y a la presencia de numerosos crustáceos que deambulan desde los bosques al vecino mar, debe Gibara el sobrenombre que le hace famosa en toda Cuba. Su centro histórico fue declarado Monumento Nacional en el año 2004 y es el conjunto arquitectónico colonial más importante en la provincia de Holguín. Ha sido propuesto, también, como Patrimonio de la Humanidad.
Informa la Agencia Cubana de Noticias que desde el largo malecón que rodea la ciudad es posible avistar numerosas especies autóctonas, entre ellas el cangrejo blanco y el colorado, exclusivas de la región, por lo cual las acciones de conservación constituyen prioridad para los especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Dentro de estos parajes, de referencia para los estudios de la biodiversidad, se encuentra uno de los corredores migratorios más activos de Cuba, refugio en determinadas épocas del año del chambergo, la bijirita, el turpial y el azulejo real, entre otras aves provenientes del sureste de los Estados Unidos.
Por su parte, el mar tiene entre los habitantes del municipio una significación económica y cultural desde la propia fundación de este asentamiento colonial, donde prosperó uno de los puertos más protagónicos en el comercio con los países europeos gracias a su privilegiada posición geográfica y la facilidad para las maniobras en el arribo de los buques. Hoy, en el marco de la Tarea Vida –plan del Estado cubano para enfrentar el cambio climático- las principales prioridades se centran en la reforestación, el saneamiento y el monitoreo costero del área, según informa Norelis Peña, subdelegada local del CITMA.
Otras instituciones, como el Museo de Historia Natural Joaquín Fernández de la Vara y el Centro Comunitario de Educación Ambiental, exhiben un rol fundamental dentro de este propósito. A partir de acciones en la comunidad, promueven el cuidado de los recursos naturales gibareños (de gran impacto para el auge prospectivo del turismo) con actividades como concursos de dibujo, cuento y poesía; recogida de desechos sólidos y siembra de variedades autóctonas, donde los niños y jóvenes son los principales ejecutores. Estas acciones se extienden también hacia el sistema cavernario Polja del Cementerio, interesante formación geológica, que alberga más de 29 cuevas y se incluye entre las riquezas espeleológicas más notables de Cuba.
Fundada el 16 de enero de 1817, Gibara une la preservación ambiental a su atractiva geografía y sus valores históricos. Tal combinación hace de esta urbe un interesante destino para viajeros de todo el mundo comprometidos con el cuidado y el disfrute de lo natural.