23 mar. A unos 37 kilómetros de la ciudad de Holguín en el Oriente de Cuba se encuentra Cayo Bariay, sitio por donde el almirante genovés Cristóbal Colón arribó a la Mayor de las Antillas el 28 de octubre de 1492. Este singular paraje, rodeado por la bahía del mismo nombre, encanta a quienes lo visitan, gracias a sus bellezas naturales y al ambiente histórico que allí se respira.
Refiere Cubadebate que en este sitio, identificado por Colón como Puerto de San Salvador en su Diario de Navegación, se erige el Monumento al Encuentro de las dos Culturas, cuyos arcos neoclásicos recuerdan al Viejo Mundo mientras que el modo de vida aborigen se representa a través de réplicas de objetos encontrados en excavaciones arqueológicas.
Según datos aportados por el diario de Colón, se conoce que, -además de reconocer a esta como “la tierra más hermosa”- el Almirante fue recibido por un perro mudo en medio de una aldea desolada, con dos bohíos en forma circular y uno rectangular, luego que los nativos del lugar abandonaron sus casas y se internaron en el bosque, temerosos de los recién llegados.
Hoy, el Parque Monumento Nacional Bariay, es un área natural protegida donde se destacan las Lomas de Maniabón, con pendientes suaves y cubiertas de vegetación frondosa, que bajan hasta las llanuras de cocoteros y palmas reales. Junto a las opciones de aventura y naturaleza, quienes visitan Bariay pueden incluso disfrutar de una danza de areíto, (baile de los aborígenes taínos) interpretado por pobladores actuales del lugar.
Esa zona del litoral Norte oriental cubano, que conserva en sus inmediaciones riquezas naturales, históricas y arqueológicas, posee una de las mayores potencialidades turísticas del país, con 41 playas de 58,5 kilómetros de longitud, 22 bahías, 21 cuevas, 6 yacimientos de fango y aguas minero-medicinales, 12 áreas hoy protegidas, y 5 sitios de bellos paisajes submarinos y barcos españoles hundidos.
Bariay debe su nombre a un vocablo indígena que repetían constantemente los habitantes de la zona a la llegada de los conquistadores españoles, convertido en toponímico, derivado de Baria, árbol endémico del país. Desde 1937 científicos de todo el mundo concuerdan con que este sitio de la geografía cubana, que unió la historia y la cultura de dos continentes, es el mismo Puerto de San Salvador descrito por Colón en su diario de navegación.