14 ago. Bajo las tranquilas aguas de la bahía de Santiago de Cuba, un tesoro submarino espera a ser descubierto. Lo que fue el escenario de una batalla naval en 1898, hoy es un próspero cementerio de barcos convertido en arrecifes artificiales, que conforman el Parque Arqueológico Subacuático “Batalla Naval de Santiago de Cuba”, declarado Monumento Nacional en 2015.
Estos pecios son una ventana fascinante al pasado y un vibrante ecosistema. Los buceadores pueden explorar una simbiosis única donde la vida marina ha colonizado el acero, creando un refugio para más de 700 variedades de peces, miles de crustáceos y unas 50 especies de coral y esponjas. Allí, uno de los naufragios más singulares es el del buque carbonero estadounidense USS Merrimac, el único pecio de su tipo en la zona. Se encuentra a una profundidad de 4 a 13 metros en la entrada de la bahía, donde su tripulación intentó hundirlo para bloquear el canal.
Más adelante, los restos de la flota española ofrecen un espectáculo impresionante. El crucero acorazado Vizcaya yace a 900 metros de la playa de Aserradero, y partes de su torreta de proa son visibles desde la costa. A poca distancia, el crucero Almirante Oquendo, a 100 metros de la playa Juan González, también tiene partes de su torreta de proa que se asoman sobre el agua; y para los buzos más experimentados, el crucero Cristóbal Colón es una joya: a unos 80 metros de Playa La Mula, se encuentra en un excelente estado de conservación gracias a su profundidad de entre 12 y 37 metros.
Para sumergirse en esta experiencia, es posible contactar con las agencias de viajes en la ciudad o directamente con empresas como Marinas Marlin, que ofrecen servicios de buceo y snorkel. Es crucial recordar que, para proteger este valioso patrimonio, está estrictamente prohibido tocar los restos de los barcos.
Más allá de las historias submarinas, Cuba es un vasto universo de lugares fascinantes para descubrir, con sus bulliciosas calles en La Habana, la exuberante naturaleza del Valle de Viñales (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) y ciudades históricas como Trinidad y Cienfuegos. Los pecios de Santiago son un recordatorio de que la historia puede encontrar una segunda vida bajo las olas, en un país que siempre invita a la aventura y al asombro.