2 nov. Con un crecimiento de casi 20% en el arribo de visitantes extranjeros hasta la fecha, con respecto a igual período en 2015, la ciudad de Camagüey se perfila como la tercera de más demanda en Cuba para el turismo foráneo, luego de La Habana y Trinidad.
Según datos ofrecidos por Sergio Ferreiro Cabrera, delegado del Ministerio de Turismo (MINTUR) en la provincia de Camagüey, en ese interés por la llamada “Ciudad de los Tinajones” destacan los ciudadanos norteamericanos.
Aunque estos, por las leyes del bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, tienen prohibido hacer turismo en la nación caribeña, viajan amparados en las 12 categorías establecidas luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, en 2014.
Luego de ese acontecimiento, varios turoperadores norteamericanos incluyeron a la urbe dentro de sus recorridos de grupos, que se interesan fundamentalmente en conocer cómo funcionan en Cuba la cultura, la salud, la educación, el trabajo por cuenta propia y otras esferas de la sociedad.
Ferreiro precisó que Francia y Alemania son otros mercados con fuerte presencia en las calles de la capital camagüeyana; en tanto en Santa Lucía, el polo de sol y playa al norte de la provincia, los canadienses e italianos son los más recurrentes.
Apuntó además que se ha trabajado en función de mejorar la planta hotelera en la ciudad, a raíz del incremento de la demanda y de las celebraciones por el aniversario 500 de la fundación de la antigua villa Santa María del Puerto de Príncipe.
Con los hostales bajo el sello Encanto, de la cadena Cubanacán, y otros hoteles ya existentes, suman más de 500 las habitaciones administradas por las diferentes entidades del MINTUR. A su vez, la gestión no estatal complementa el alojamiento y sobresale dentro de las ofertas de restauración, con unos 20 restaurantes particulares que contratan con las diferentes agencias de viajes para la prestación de servicios.
Camagüey se destaca en la preferencia por poseer un centro histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, que mantiene sus características fundacionales a la par del desarrollo de la modernidad, y por la riqueza del arte y la cultura en todas sus manifestaciones.