11 abr. En el panorama turístico cubano, el sistema cavernario del archipiélago atrae cada año a más personas, llegadas a la isla para acceder a viajes de naturaleza y aventuras, tal y como lo reconocen hoy especialistas en espeleología.
Algunos guías de grupos promocionan hoy los encantos de esa modalidad de descanso activo, buena para espeleólogos, profesionales o simplemente para turistas aventureros.
Ese derrotero puede abarcar el mundo de cuevas y ríos subterráneos que en la costa noroccidental de Cuba tiene encantos particulares. Plantean algunas teorías que por esas zonas llegaron los primeros seres humanos a la isla, miles de años atrás. Las cavernas sirvieron entonces de refugio en medio de un paisaje de atractivos únicos, además de ser morada provisional de piratas y corsarios franceses en los siglos XVI y XVII.
La Mayor de las Antillas posee 26 000 cuevas y muchas de ellas son interesantes museos naturales.
Por ejemplo, en la provincia de Matanzas, incluido el famoso balneario de Varadero -distante unos 140 kilómetros hacia el este de La Habana, la capital-, aparecen en su costa norte penetraciones del mar de hasta cuatro kilómetros. Esa característica enriquece las 350 cuevas de la zona, de las cuales -con un cuidado estricto del medioambiente- pueden aprovecharse para el turismo unas 20. Las más conocidas son la Cueva de Bellamar -a la salida de la ciudad de Matanzas- de cuyos tres kilómetros de extensión sólo están a la vista del público 500 metros, iluminados, con servicios de guías; la Caverna de Ambrosio, de 150 metros y galerías donde se observan pictografías aborígenes únicas; y la Cueva de Saturno (o de Cepero), rumbo al aeropuerto Juan Gualberto Gómez, que posee aguas muy limpias en 25 metros, y permite la espeleología submarina.
Más al occidente, a 20 km del Valle de Viñales, se localiza la Gran Caverna de Santo Tomás, con una longitud mayor de 46 km estratificada en ocho niveles, que la convierte en el mayor sistema cavernario de Cuba, y la posiciona en el segundo lugar del continente americano.
Las manifestaciones artísticas indígenas (un mural indígena), y el hecho de que la Caverna de Santo Tomás fue antiguamente uno de los puntos más importantes de asentamiento de los cimarrones huidos de las plantaciones de caña de azúcar, dotan a la gruta de una herencia cultural magnífica, relativa al pasado aborigen y negro de Cuba.
La presencia de acuíferos, las extraordinarias formaciones de estalactitas y estalagmitas y los extraños accidentes rocosos dan como resultado un lugar de espectacular belleza, muy adecuado para la práctica de la espeleología.
Todo un universo se esconde bajo los suelos cubanos, ahora al alcance de los osados viajeros que decidan descubrirlo. Entre las ofertas de las agencias de viajes nacionales -como Ecotur, Viajes Cubanacán y Gaviota Tours-, las instituciones especializadas como la Fundación Antonio Núñez Jiménez y las entidades educativas como la Universidad de La Habana, los excursionistas hallarán sin duda la opción que más se ajuste a sus capacidades e intereses, para conocer esta cautivante faceta de la isla caribeña.
El 12 de Abril de 2017 a las 22:09 Leonor comentó:
Que recuerdo maravilloso de las grutas, volveremos, los amamos con todo el corazòn !!!!!!!!! Desde Buenos Aires, Argentina, vamos CHE !!!!!!!!!!!!!!!