1 ago. Si la industria turística cubana ha despuntado en los lustros más recientes como un soporte estratégico de la economía nacional, el sector no estatal que a ella se vincula también ha dado muestras en los últimos tiempos de estabilidad y repuntes importantes.
Un auge inusitado en este giro aconteció dados los crecientes flujos de viajeros experimentados por el país, tras los hechos del 17 de diciembre del 2014, cuando La Habana y Washington decidieron dar un vuelco relevante a un histórico diferendo, que alejó por cinco decenios a dos naciones muy cercanas geográficamente.
Con más de 66 000 aposentos y una extensa red en la rama gastronómica, la propuesta estatal de la Isla posee en los cuentapropistas aliados una posibilidad de atender a más viajeros, con calidad y variedad, aspectos muy valorados por los clientes, quienes luego en las redes sociales hacen patentes sus apreciaciones.
Al cierre del primer semestre del presente año arribaron al destino Cuba 2 147 600 vacacionistas, lo cual representó un incremento del 11,7 % con respecto a similar período del 2015, cuantía que por sí sola respalda el criterio de que la oferta tiene y debe ser aumentada.
Para gustos, colores, y hay visitantes que prefieren los hostales particulares, más pequeños e intimistas; así como son muchos también quienes se hospedan en la red hotelera, pero a la hora de consumir optan por la culinaria de los privados, con sobrados ejemplos de excelencia en sus cartas. Hace unos días el Ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero Cruz, destacó que dentro de ese segmento se contabilizan hoy alrededor de 1 700 restaurantes paladares y más de 16 000 habitaciones.
Tales números corroboran la vitalidad de esta opción y según el Titular, ante el auge de la modalidad, resulta imprescindible integrar los reportes de la oferta oficial y la privada, en pos de estimar el impacto real de la industria sin chimeneas en la economía nacional, de ahí que se trabaja en el diseño de su información estadística.
Medidas como estas aportarán mayor visibilidad a las finanzas de la actividad del ocio doméstica, tanto a la oferta del Estado como a su complemento, el sector no estatal, cuando ambos están dando muestras de un desarrollo sostenido e importante.