4 sep. En pleno centro de la isla de Cuba, a unos 126 km de Villa Clara, se encuentra uno de los balnearios más importantes de América Latina, por la riqueza y propiedades de sus aguas. Los atractivos del Centro Termal Baños de Elguea son conocidos desde mediados del siglo XIX y, según la leyenda, fueron descubiertos casualmente.
Corría el siglo XIX cuando un esclavo de la familia Elguea -poseedora de buena parte de las tierras de la zona- fue apartado del resto de la dotación, ante el temor de que contagiase al resto con una afección en la piel que padecía. Unos años después, reapareció completamente curado, gracias a las propiedades minero-medicinales de los manantiales cercanos a la casa familiar.
Fue este el punto de partida para la construcción de un pequeño hospedaje en la localidad y en la primera mitad del siglo XX, el balneario ya era conocido en toda Cuba.
Elguea, con su benigno y agradable clima, es un excelente lugar para combinar con armonía, vacaciones y mejoramiento de la calidad de vida. En la composición de sus aguas entran minerales como el sodio, bromo, magnesio y los sulfuros, prescritos fundamentalmente para el mejoramiento del estrés, contra la obesidad, trastornos respiratorios, circulatorios neurológicos y del sistema osteomuscular. Este elemento alcanza allí temperaturas de 450C y un flujo de 25 litros por segundo.
Inicialmente, la explotación de los yacimientos curativos contaba con una infraestructura básica para los visitantes, hasta que en 1960 se inició la construcción de las primeras 33 cabañas, piscinas y pocetas termales, en sustitución de las rústicas que allí existían.
A fines de 1979 quedó inaugurado un hotel de más de un centenar de habitaciones, que facilitó entonces el desarrollo del turismo de salud en la zona. Se incorporó también un área de piscinas de curaciones y atención profesional.
Hoy, el hotel es gestionado por la cadena hotelera Islazul, y ofrece además actividades de animación diurna y nocturna, recorridos a la histórica ciudad de Santa Clara y a la cercana cayería norte, así como a lugares de interés histórico-social de la región. Sus huéspedes pueden disfrutar -entre otras facilidades- de un gimnasio, masajes, sala de juegos, cancha de tenis, voleibol y servicios gastronómicos que incluyen dos bares, una cafetería y un restaurante a la carta.
Tratamientos para mejorar la calidad de vida y cuidados de belleza basados en el empleo de las aguas y fangos minero-medicinales forman parte de la realidad de ese sitio, bendecido por la naturaleza del archipiélago caribeño.